La idea de comunidad
4 marzo, 2021
Conocí a muchísima gente a través de Internet. Desde que me conecté, fue mi manera predilecta de encontrarme con @s. Tuve la suerte de vivir la Internet que existió antes de las GAFAM y por supuesto, al igual que much@s, todavía recuerdo el silencio del mundo previo a las conexiones 24×7.
Siempre conocí personas por la red. Salones de chat, salas de IRC, foros, grupos de usuarios, listas de mails… cualquier plataforma fue útil a la hora de entablar una charla con un @.
En el principio solo fueron un par de UNIXs comunicándose entre si, a través de Universidades, para enviar programas, resultados de investigaciones y correo, mucho correo electrónico.
Por supuesto que nadie tenía su equipo personal. La computadora era un objeto gigantesco, carísimo y casi místico. En los primeros años, hasta diríamos que asemejaba más a un caldero alquímico al que solo accedían unos acólitos privilegiados, que un dispositivo para resolver problemas.
A mediados de los 60′ esto cambió con la aparición de las minicomputadoras, computadoras un poco más accesibles (ahora se podían adquirir por tan solo 70 mil dólares y pesaban apenas 500 kilos) que pulularon aún más en las Universidades. Muchos investigadores, científicos, estudiantes y nerds comenzaron a tener acceso a través de terminales a estos equipos. Por supuesto,el uso estaba limitado al presupuesto que el departamento a cargo tuviera para mantener los elevadísimos costos de funcionamiento (la electricidad gastada era descomunal).
Debido a la naturaleza de tener un equipo compartido, los @s que formaban parte de aquella computadora (mayormente algún UNIX) entendían que debían comportarse dentro del sistema, ya que el equipo era compartido por tod@s, y si alguien hacía algo mal intencionadamente, estaría perjudicando al resto. En un sentido similar, quien administraba dicho sistema también lo hacía en pos del buen funcionamiento del equipo (recuerden, no cualquiera podía meterle mano en profundidad a una computadora) y para beneficio de su comunidad de usuari@s. Esto último quizás tenga que ver más bien con una idea personal: los sistemas computacionales deben ser utilizados en pos de favorecer a su comunidad, y no en perjuicio de ella.
Hoy en día todo tiene un sistema computacional atado a su espalda. Desde los pagos electrónicos, los sistemas de transporte, los trabajos, cualquier cosa. Pero fundamentalmente son las comunicaciones de nuestra propia comunidad las que se hayan muy atravesadas por los sistemas de cómputos. Sistemas de cómputos que están manipulados por empresas que bajo ningún punto de vista buscan algún beneficio de la comunidad, sino más bien el lucro que extraen a través de sus propias @s
En la novela “El huevo del cuco” el protagonista es un administrador de un BSD en el año 85, en Berkeley. Un hacker irrumpe en su computadora, y mediante un bug que encuentra en GNU-Emacs, logra acceder a privilegios de root. El narrador,a su vez, protagonista de la historia, cuenta que su mayor problema no es que el hacker pueda borrar archivos, o que le moleste el simple hecho de romper la seguridad de su computadora, de “entrar sin permiso”. No. Lo que a él le molesta muchísimo, y que le preocupó a varios administradores de distintas universidades donde el hacker ingresó, es que se destruya la confianza. Que ya ningún estudiante, científico, o simple @ del sistema ya no quiera enviar un correo electrónico, o cualquier tipo de mensaje priviado por temor a que este sea leído por alguien en el medio. Que su intimidad sea violada.
Me llamó muchísimo la atención la visión sobre la privacidad de los mensajes de aquell@s administrador@s. Es muy interesante ponerlas en contraste, ver cómo todo cambió hoy, donde todas nuestras comunicaciones personales son leídas por las grandes empresas de Internet. Aunque, digamos todo: esto no cambió solamente por culpa de Facebook, sino más bien, por la masificación de las comunicaciones por la red. Los lazos comunitarios de confianza se van rompiendo conforme hay más personas en el medio; es por eso que aun es posible ver en pequeñas comunidades ,lejos de las grandes urbes, bicicletas sin atar o puertas sin cerrarse.
Es imposible mantener nuestros sistemas de cómputos completamente abiertos. Hay fuera gente maliciosa, y la habrá siempre. Pero lo que no deberíamos permitirles que los sistemas computacionales que utilizamos para comunicarnos sean manejados por terceros que bajo ningún punto de vista buscan el bien común, sino más bien todo lo contrario. Esta harto comprobado que las GAFAM agrupan a las @s bajo su propio capricho mercantilista, y en múltiples oportunidades, difunden mensajes de odio que perjudican a la propia comunidad. Además, quiénes administran dichos sistemas usufructúan los datos personales de sus @s sin brindarles la posibilidad de participar en las ganancias.
Los grandes sistemas computacionales se crearon para procesar información y almacenar archivos. Luego se conectaron entre si para sumar la comunicación entre ellos. Cuando las computadoras se comunicaron entre si, las comunidades de @s surgieron y se transformaron en habitantes del byte que navegaban en la red para charlar y compartir archivos, los dos fundamentos cruciales del origen de la autopista de la información. No fueron pensados para que grandes empresas actúen no solo como barreras entre las @s sino, además, como cabinas de peajes y aduanas que deciden qué puede pasar y qué no. Las @s deben retomar su rol participe dentro de las comunidades. Una comunidad no es un espacio pasivo, sino activo, donde solo entre la mancomunión de @s y administrador@s surgen espacios de conocimiento mutuo, aprendizaje y construcción de vínculos sociales.
Una comunidad es una organización social fundamental dentro de la vida humana. Gracias a las comunidades nos agrupamos, nos conocemos y producimos conocimiento en grupo. Las GAFAM, bajo la falsa idea de conectarnos, están destruyendo décadas de interacciones entre @s, de comunidades y relaciones de mutua cooperación. Sin comunidades, perdemos como especie y perdemos como sociedad. Juntar me gusta, seguir a las mismas personas en instagram o suscribirse a canales de YouTube no crea lazos comunitarios, sino lazos comerciales a través de nuestro tiempo de ocio y esparcimiento.
Volvamos a Internet. Recuperemos la escencia que nunca debió perderse. Compartamos archivos y charlemos entre nosotros, en espacios libres de instrusos que quieren usufructuar nuestras vidas sin darnos nada a cambio.
Categoria: derechos digitales | hacking
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